Infelicidad es vivir para impresionar a los otros (Roberto Shinyashiki)
Nosotros nacemos con un potencial infinito de realizaciones. Por otro lado, a medida que vamos siendo educados, durante la niñez y adolescencia, perdemos la ruta original de nuestra propia existencia.
Dejamos de hacer aquello que nos realiza y pasamos a actuar en función de los otros: padres, profesores y después, toda la sociedad.
Nuestro objetivo de vida nos es impuesto y pasamos a condicionar nuestro éxito al aplauso de las personas que nos cercan. Para continuar mereciendo esa aprobación, progresivamente abandonamos nuestras vocaciones y pasamos a realizar los deseos ajenos. La mayoría de las personas vive para ser admirada por una multitud de ojos voraces que, muy probablemente, no se cruzarán más.
Cuando ellas paran para percibir el rumbo dado a sus vidas, notan que apenas coleccionan cupones que no sirven para nada. Quien logra realizar las metas de su alma es feliz y despierta admiración debido a su integridad como persona.
Al contrario, quien vive para ser admirado siempre será infeliz, porque está dejando de lado el compromiso consigo mismo.
No se logra ser feliz valorando más la opinión de los otros que sus propios pensamientos.
Algunos se sienten infelices, pero raciocinan: “Si los otros están aplaudiendo es porque estoy en el camino cierto”. Y avanzan en sus frustraciones.
Tú eres más importante que cualquier juzgamiento ajeno.
Para ser feliz, vive para surprenderte a ti mesmo, y no a los otros.
Deseo que seas muy feliz.
Manuela Rodriguez