Nuevas técnicas para hablar en público

“Los poetas nacen. Los oradores se hacen” (Quintiliano)

Su éxito o fracaso hablando en público depende fundamentalmente de tres cosas:
Autoconfianza – Comunicabilidad – Simpatía.

  • De su nivel de seguridad en sí mismo; de su autoconfianza.
  • De su habilidad para comunicarse oral y gestualmente.
  • De la confianza y simpatía que sepa suscitar en su audiencia.

Autoconfianza

Es posible que esté un poco nervioso o preocupado por tener que hablar en público: en ponerse en pie en medio de un grupo de desconocidos ( y si son conocidos, mucho peor), siempre incomoda un poco. De nada vale el reflexionar que usted va a hablarles de cosas que conoce bien. El miedo escénico es algo que todos los actores conocen bien, y no crea que solo los novatos se ponen nerviosos. Hasta los actores más veteranos sienten en las noches de estreno ese vacío cuando tienen que afrontar lo desconocido. Pero el miedo escénico, los nervios, la ansiedad, no son más que manifestaciones de nuestra inseguridad. ¿Sabe usted cómo desaparece la inseguridad de modo radical? Sencillamente aplicando las cuatro normas que le indico a continuación:

  • Hablar solo lo que se sabe.
  • Tener claro el objetivo que se persigue.
  • Preparar a fondo lo que se quiere decir.
  • Estudiar las necesidades, deseos y características de la audiencia.

Hablar solo lo que se sabe

Recuerde cuando usted era estudiante y llegaba la temida fecha del examen final. Los nervios, ya se sabe, son de rigor en esas circunstancias y todos los estudiantes están más o menos afectados por ellos, pero compare el estado de ánimo de los que han estudiado a fondo la materia con aquellos que llevan la asignatura prendida con alfileres.
Ciertamente, hablar de lo que solo se conoce a medias es una experiencia de lo más desagradable. Por eso le recomiendo que hable usted solo de lo que conozca suficientemente bien.
La preparación de un orador no termina nunca. Hay que conocer lo que se dice y, además, poner los conocimientos al día mediante la lectura de libros y artículos, asistencia a congresos del tema que se trate, conversaciones formales o informales con otros profesionales, etc.

Tener claro el onjetivo que se persigue

Básicamente, toda charla, clase magistral, conferencia, sermón, discurso, presentación, etc., tienen dos propósitos principales: informar y persuadir. Según el tipo de comunicación de que se trate predomina un objetivo o el otro.
Existe un tercer objetivo posible: el de distraer o advertir. Por ejemplo, la actuación de un humorista es una muestra casi pura de este propósito.
Cuando usted empiece a hablar, incluso antes, cuando prepare su discurso, debe tener constantemente presente qué pretende conseguir con ello, y ha de poner todo su empeño y aplicar todos sus esfuerzos en esa dirección.

Preparar a fondo lo que se quiere decir

Como se decía anteriormente, es fundamental para experimentar un sentimiento de autoconfianza el conocer bien aquello de lo que se va a hablar. Pero una cosa es conocer suficientemente lo que se va a decir (se puede aprender un tema que no se domina y repetirlo como un papagayo) y otra cosa muy distinta es encontrarse con condiciones de responder a las preguntas que inevitablemente siguen a toda charla o presentación y nos puedan plantear.
Por consiguiente, no deje nada al azar del momento y haga sus deberes en casa. Este hacer los deberes implica ponerse en el lugar de la audiencia y buscar respuestas para las preguntas que es previsible que nos formulen.

Estudiar las necesidades, deseos y características de la audiencia.

“Cuando vayas a pescar, no pongas en el anzuelo lo que te gusta a ti, sino lo que le gusta al pez”
Habar en público significa practicar la empatía, ponerse en el lugar de las personas que van a asistir el acto y hablarles acerca de las cosas que les gustan y les interesan en el lenguaje que ellos puedan entender, proponiendo soluciones válidas para resolver sus problemas.
IMPORTANTE: Sea siempre simple, directo y objetivo y, use palabras fáciles de entender.
Buena comunicación.

Manuela Rodriguez